As propostas de debuxo na escola adóitanse levar a cabo en soportes e formatos moi estáticos –o folio estándar–; onde os nenos e nenas debuxan sobre o papel apoiado na mesa e sentados individualmente na súa cadeira. Non obstante, o debuxo é un medio que se caracteriza polo seu movemento e dinamismo. Cando debuxamos, non só pensamos coas nosas mans, pensamos con todo o corpo, por iso é fundamental achegar materiais e ferramentas para que a expresión gráfica na infancia sexa un espazo de acción onde conflúa pensamento e xesto.
En moitos dos talleres que levamos a cabo (como a cidade, ou un espazo en branco) incidimos en formatos grandes –anacos de papel de estraza que cobren paredes ou chan–, de tal forma que os nenos e nenas poidan experimentar o espazo en relación ao seu propio corpo e que sexan máis conscientes do papel como un campo de acción colectivo, de xeito que non teñan medo ao espazo en branco.
Nesta entrada, compartimos un recurso moi sinxelo que permite cambiar o modo co que normalmente se presentan as propostas de debuxo, incorporando o noso movemento e, con iso, a forma de entender o espazo-aula. Trátase dunha pequena prancha de cartón sobre a que cada nena ou neno suxeita o seu debuxo, ben con celo, cinta de pintor, chinchetas ou unha corda como as carpetas. É un recurso moi utilizado no debuxo ao natural onde temos que ter un elemento de apoio espontáneo que facilite o noso traballo. O cartón fai de base ríxida, do mesmo xeito que un libro ou unha prancha de madeira, e facilita debuxar en calquera recuncho da aula ou da escola, permitindo que os nenos e nenas se despracen polo espazo. Ofrece un campo enorme de posibilidades xestuais en relación ao noso corpo co grafismo, pero tamén fomenta a curiosidade sobre aquilo que debuxamos: podemos observar algo desde numerosos puntos de vista, achegarnos ou afastarnos, debuxar en movemento... incluíndo así a nosa experiencia e dinamizando o noso pensamento.
As fotografías que amosamos son de dous talleres de construción nos que adoitamos incluír o debuxo de observación con carboncillo das formas resultantes. A folla de papel sobre o cartón axuda a observar e valorar as formas desde distintas perspectivas, potenciando en moitos casos o xogo simbólico. Sempre é interesante reparar como un recurso tan económico e sinxelo como un anaco de cartón pode ser tan importante para ampliar unha proposta e modificar e enriquecer as dinámicas de aula.
La importancia de un trozo de cartón
Las propuestas de dibujo en la escuela se suelen llevar a cabo en soportes y formatos muy estáticos –el folio estándar–; en el que los niños y niñas dibujan sobre el papel apoyado en la mesa y sentados individualmente en su silla. Sin embargo, el dibujo es un medio que se caracteriza por su movimiento y dinamismo. Cuando dibujamos, no solo pensamos con nuestras manos, pensamos con todo el cuerpo, por eso es fundamental aportar materiales y herramientas para que la expresión gráfica en la infancia sea un espacio de acción donde confluya pensamiento y gesto.
En muchos de los talleres que llevamos a cabo (como la ciudad, o un espacio en blanco) incidimos en formatos grandes –trozos de papel de estraza que cubren paredes o suelo–, de tal forma que los niños y niñas puedan vivenciar el espacio en relación a su propio cuerpo y sean más conscientes del papel como un campo de acción colectivo, de manera que no tengan miedo al espacio en blanco.
En esta entrada, compartimos un recurso muy sencillo que permite cambiar el modo con el que normalmente se presentan las propuestas de dibujo, incorporando nuestro movimiento y, con ello, la forma de entender el espacio-aula. Se trata de una pequeña plancha de cartón sobre la que cada niña o niño sujeta su dibujo, bien con celo, cinta de pintor, chinchetas o una cuerda como las carpetas. Es un recurso muy utilizado en el dibujo al natural donde tenemos que tener un elemento de apoyo espontáneo que facilite nuestro trabajo. El cartón hace de base rígida, al igual que puede hacerlo un libro o una plancha de madera, y facilita dibujar en cualquier rincón del aula o la escuela, permitiendo que los niños y niñas se desplacen por el espacio. Ofrece un campo enorme de posibilidades gestuales en relación a nuestro cuerpo y el grafismo, pero también fomenta la curiosidad sobre aquello que dibujamos: podemos dibujar algo desde numerosos puntos de vista, acercarnos o alejarnos, dibujar en movimiento... incluyendo así nuestra experiencia y dinamizando nuestro pensamiento.
Las fotografías que mostramos son de dos talleres de construcción en los que solemos incluir el dibujo de observación con carboncillo de las formas resultantes. La hoja de papel sobre el cartón ayuda a observar y valorar las formas desde distintas perspectivas, potenciando en muchos casos el juego simbólico. Siempre es interesante reparar en cómo un recurso tan económico y sencillo como un trozo de cartón puede ser tan importante para ampliar una propuesta y modificar y enriquecer las dinámicas de aula.
Interesante propuesta con un elemento que tanto abunda en nuestro entorno como es el cartón, sencilla en apariencia pero sutil y profunda en los cambios que incorpora al amplificar la experiencia de dibujar en profundidad.
Un pequeño gesto, una gran repercusión…
Diversidad, riqueza, autonomía, dinamismo, ecología…
Gracias una vez más Vicente y Salvador por vuestros aportes llenos de sentido que nos enriquecen, conectando forma y fondo, en un camino de profunda coherencia.
Beatriz Trueba