No mundo neoliberal no que vivimos, cada vez temos un maior catálogo de produtos destinados á infancia; un mercado de xoguetes e materiais de todo tipo, formas, cores e pedagoxías para estimular a aprendizaxe, a percepción espacial, o desenvolvemento cognitivo e ultimamente ata o pensamento computacional...
Nesta entrada non imos analizar ata que punto moitos deses materiais responden a un compromiso real pola educación ou a un mero interese comercial, pero si queremos incidir nun principio que nos parece esencial á hora de seleccionar un material para a infancia: a sinxeleza.
O principio de sinxeleza é aquel que nos lembra que os nenos e nenas non necesitan moito para xogar; ao contrario, demasiadas opcións e estímulos ao mesmo tempo provocan confusión e afástanos daquilo que lles é propio: a súa capacidade innata para crear. A sinxeleza aplicada ao deseño infantil estimula a creatividade e a imaxinación porque permite moitas máis posibilidades de uso (manipulacións, xogo simbólico) que aqueles materiais máis estruturados ou pechados.
Un imprescindible en todas as aulas deberían ser os bloques de madeira. E como o sinxelo vai unido ao humilde, ao recoñecer ao outro, non hai mellores bloques que aqueles que podemos conseguir nunha carpintería próxima; aqueles, mesmo, que xorden da colaboración coas familias que traballan en carpinterías, e que, o seu encargo, preparación e presentación na escola pode ser, en por si, un fermoso proxecto que pon en valor a comunidade na que viven eses nenos e nenas.
Presentamos aquí imaxes de propostas con bloques de madeira "de proximidade", procedentes de carpinterías locais; restos de cortes que adquiren novas vidas das mans da infancia.
Jugar con madera
En el mundo neoliberal en el que vivimos, cada vez tenemos un mayor catálogo de productos destinados a la infancia; un mercado de juguetes y materiales de todo tipo, formas, colores y pedagogías para estimular el aprendizaje, la percepción espacial, el desarrollo cognitivo y últimamente hasta el pensamiento computacional...
En esta entrada no vamos a analizar hasta qué punto muchos de esos materiales responden a un compromiso real por la educación o a un mero interés comercial, pero si quisiéramos incidir en un principio que a nosotros nos parece esencial a la hora de seleccionar un material para la infancia: la sencillez.
El principio de sencillez es aquel que nos recuerda que los niños y niñas no necesitan mucho para jugar; al contrario, demasiadas opciones y estímulos al mismo tiempo provocan confusión y los alejan de aquello que les es propio: su capacidad innata para crear. La sencillez aplicada al diseño infantil estimula la creatividad y la imaginación porque permite muchas más posibilidades de uso (manipulaciones, juego simbólico) que aquellos materiales más estructurados o cerrados.
Un imprescindible en todas las aulas deberían ser los bloques de madera. Y como lo sencillo va unido a lo humilde, a reconocer al otro, no hay mejores bloques que aquellos que podemos conseguir en una carpintería cercana; aquellos, incluso, que surgen de la colaboración con las familias que trabajan en carpinterías, y que, su encargo, preparación y presentación en la escuela, puede ser, por sí mismo, un hermoso proyecto que pone en valor la comunidad en la que viven esos niños y niñas.
Presentamos aquí imágenes de propuestas con bloques "de proximidad", procedentes de carpinterías locales; restos de cortes de madera que adquieren nuevas vidas de las manos de la infancia.
Para mi, que hace muchos años que observo el juego de los niños en Parvulario, los bloques de madera son el mejor juego del mundo (quizás también la pelota y la muñeca).
Cada curso algún niño te sorprenderá con un nuevo invento
Tan abierto, con multiplicidad de posibilidades, se puede oler la madera, ver sus vetas, tocar las formas, experimentar el equilibrio, imitar la realidad, imaginar una nueva ...