Sempre incidimos na importancia de potenciar a expresión a través de medios facilitadores que permitan o gozo e a celebración dese momento compartido entre todas. Nesta experiencia, realizada hai dous anos no bosque con crianzas e familias, soamente necesitamos unhas cordas como tensores e papel continuo para crear un espazo de acción na natureza.
No taller empregamos un banco de Arno Stern para colocar as pinturas, que podemos transformar no formato que máis nos axude, circular, cadrado, etc. No momento actual no que se reivindica o sacar a aula ao exterior, non hai escusa para pasear e impregnarnos da riqueza do que hai fóra con todos os sentidos: pousar a mirada nos detalles, pararnos a escoitar os ruídos, os arrecendos ou sentir o tacto das cousas que nos rodean. Experiencias que serán logo, de forma espontánea, motivo para os debuxos das crianzas, que as rexistran e comparten.
Nós tivemos a oportunidade de levar a cabo este taller nunha zona con abundante natureza, pero pode ser realizada noutros contextos urbanos, como patios ou prazas, aínda que a flora e a fauna non sexa tan abundante. O importante é estar fóra, creando nun contexto diferente e dándolle tempo á infancia a percibir os cambios incesantes (o vento sobre o seu corpo, o tacto do que pisan e nunca repararan, os ruídos na distancia, un avión que pasa...) do mundo do que forman parte.
Pintar en la naturaleza
Siempre incidimos en la importancia de potenciar la expresión a través de medios facilitadores que permitan el disfrute y la celebración de ese momento compartido entre todas. En esta experiencia, realizada hace dos años en el bosque con niños y niñas y familias, solamente necesitamos unas cuerdas como tensores y papel continuo para crear un espacio de acción en la naturaleza.
Empleamos un banco de Arno Stern para colocar las pinturas, que podemos transformar en el formato que más nos ayude, circular, cuadrado, etc. En el momento actual en el que se reivindica sacar el aula al exterior, no hay excusa para pasear e impregnarnos de la riqueza de lo que hay fuera con todos los sentidos: posar la mirada en los detalles, pararnos a escuchar los ruidos, los olores o sentir el tacto de las cosas que nos rodean. Vivencias que serán luego, de forma espontánea, motivo para los dibujos de los niños y niñas, que las registran y comparten.
Nosotros tuvimos la oportunidad de llevar a cabo este taller en una zona con abundante naturaleza, pero puede ser realizada en otros contextos urbanos, como patios o plazas, aunque la flora y la fauna no sea abundante. Lo importante es estar fuera, creando en un contexto diferente y dándole tiempo a la infancia a percibir los cambios incesantes (el viento sobre su cuerpo, el tacto de lo que pisan y nunca habían reparado, los ruidos en la distancia, un avión que pasa...) del mundo del que forman parte.
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